La fuente en la actualidad |
La fuente de
abajo, de la plaza, del muñeco, de los cuatro chorros o como quiera que vecinos
y autoridad decidan denominarla en el futuro es, seguramente, uno de los
elementos más representativos del casco urbano de nuestra localidad. Además,
constituye el eslabón final de una cadena que se inició hace unos cuantos
siglos en un nacedero donde, según cuenta
la tradición, un tal Orejudo abrevaba el ganado y había instalado su majada.
Desconocemos
la fecha exacta en que se instaló, aunque contamos con algunas pistas al
respecto. Nos consta, por transmisión oral, que una persona nacida en 1875
jugaba con sus amigas a abarcar el álamo que, durante su niñez, señoreaba en
medio de la plaza. Entre los datos extraídos del archivo de la parroquia
conservo unas notas correspondientes a 1884, en los que se cita la adquisición
de unas piedras de la cantera de Fuenlabrada
para la entrada principal de la ermita; las citadas piedras permanecen aún
en el lugar donde las pusieron y mantienen un estado de conservación muy bueno
por lo que, quizá algunos no relacionen esta materia prima con la de la pileta
de la fuente. Además, en un plano de Agudo del Instituto Geográfico, que Salva
recopiló en su blog (http://38gradosnorte.blogspot.com.es/search/label/Calles), fechado en 1885, la actual plaza de España
aparece con el nombre de plaza Nueva e idéntico nombre recibe la actual calle
Zurbano; documentos más antiguos confirman que ninguno de los dos espacios
públicos eran de nueva creación, aunque bien pudo ocurrir que hubieran sufrido en
esos años algún tipo de remodelación lo suficientemente importante como para
que los consideraran nuevos. Aunque la información recogida no menciona la ejecución
de una fuente, sí permite deducir que este hecho puedo realizarse en torno a
1885.
La fuente en 1961 (T. Muñoz) |
También
desconocemos la apariencia original del monumento, aunque cabe suponer que no
sería muy diferente de la que presentaba a comienzos de los años sesenta del
siglo pasado. El repertorio de fotografías que Tomás Muñoz publica en http://www.agudojoven.es/ contiene una imagen fechada en 1961, donde
se aprecia una plataforma y una barandilla de perímetro cuadrangular. En esas
fechas las cosas todavía se hacían con la intención de que perduraran el mayor
tiempo posible y, seguramente, no habría sufrido más transformaciones que las
reparaciones necesarias tras el uso continuado; lo de “mantente mientras cobro”
se puso de moda después. Hacia 1965-66 se decidió redondear el contorno de la
plataforma y de la barandilla, se eliminaron las grandes bolas que coronaban
los ángulos de la citada baranda y se redujo su altura. En la foto estos
elementos no parecen deteriorados, tal vez los cambios respondieran a un afán
de modernización.
La fuente en la década de los setenta (T. Muñoz) |
Los años
setenta dejaron su impronta en el zócalo de la ermita y también en la fuente de
la plaza. Las reformas no afectaron a la estructura, pero le aportaron un
cambio rotundo y, sobre todo, bastante chabacano. La barandilla se pintó de
verde primavera, la torre de rojo con los medallones en negro, el muñeco de
gamuza (color por antonomasia en esos momentos) y el pañalito en azul medio.
Recuerdo que la pintó el señor Juan y a
los críos de entonces nos pareció espectacular. Seguramente fue su época de
mayor divulgación, pues es raro el agudeño que no se hizo la típica foto
agarrado a la baranda, subido al brocal, etc. ¡Qué lástima no disponer de una
foto en color!
La fuente en la década de los noventa (J. Ortiz) |
La siguiente
intervención es, sin lugar a dudas, la más nefasta que ha sufrido la fuente, al
menos desde que yo tengo consciencia. Como elefante en cacharrería los
responsables del momento desmantelaron todo lo que pudieron, transformando un
elemento de uso público hasta entonces en un símbolo de mal gusto y desprecio
hacia el patrimonio local. Se retiró la baranda de forja, se demolió la
plataforma de mármol azul procedente de la cantera de Fuenlabrada y se
eliminaron los prismas de granito que estabilizaban los cántaros bajo los
chorros. Un anillo prefabricado de cemento rodeó y escondió el antiguo brocal
de mármol azul; se rellenó de tierra y se plantaron unos rosales. Las flores
gozaron de poco éxito, pues no se tuvo en cuenta que los vecinos continuaron
dándole el uso para el que se erigió: los adultos aprovisionarse de agua y los
niños jugar con ella. Sucedió en torno a 1990 y la fuente contaba ya con un
siglo de antigüedad, pero a los responsables de la mutación no les importó lo
más mínimo.
Recién
comenzado el milenio, un grupo de vecinos tuvo la ocurrencia de pintar la
fuente de blanco porque un equipo de futbol había resultado ganador. A día de
hoy, la gamberrada no ha tenido consecuencias oficiales y, si a alguien no se
le ocurre un despropósito aún mayor, lleva camino de convertirse en tradición.
Mientras tanto, un equipo de gobierno se decidió a restituirle su aspecto
anterior. La reforma no fue de nota, pues algunos elementos (la barandilla de
forja y el pavimento de gruesas losas de mármol azul) se habían perdido
definitivamente y otros (los bloques de granito) no se consideró oportuno
recuperarlos; el brocal había perdido altura y la plataforma restablecida se
pavimentó con un granito oscuro muy delgado. Cabría imaginar que la reparación
conllevaría un cierto interés por la conservación de un elemento importante en
el conjunto del patrimonio local, pero no fue así. La siguiente primavera y las
que han venido después tornó a pintarse con los colores del equipo ganador sin
que el ayuntamiento haya tomado más medida que repintar los desperfectos
ocasionados. Mientras tanto, alguna cuadrilla de limpieza tuvo la ocurrencia de
intentar eliminar la pintura del brocal con aguafuerte sin tener en cuenta que
al ácido clorhídrico ataca al mármol; las consecuencias de semejante pifia
saltan a la vista, no hay más que comparar el estado en que quedó con el que
presentan los umbrales del mismo material y edad similar conservados en algunas
Actual filtro de la fuente |
fachadas (la casa nº 41 de Cervantes, enfrente, es una muestra). El despropósito
más reciente ha sido la sustitución del filtro del sumidero por una chapa de
aluminio de tamaño extra grande; no censuro el remplazo del colador que,
posiblemente, era necesario, sino la chapuza que han realizado.
Fuente de Fuenlabrada |
Algunos creímos
que los cambios en la corporación municipal quizá trajeran alguna solución,
pero nos equivocamos; a tenor de la programación veraniega los nuevos
dirigentes demuestran haber apostado fuerte por el deporte. Lo que no me queda
claro es si con ese interés por el
ejercicio físico aspiran a un vecindario con talla 38 o es que pretenden
estimular nuestros cerebros mediante caminatas y raquetazos.
Autoridades,
virtuosos de la brocha, seguidores de competiciones futbolísticas y vecinos en
general deberíamos reflexionar y comprender que la destrucción de un monumento
no tiene vuelta atrás; se podrá realizar una copia de mayor o peor calidad,
pero nunca se recuperará el original. Un ejemplo muy ilustrativo lo constituye la fuente de Fuenlabrada, que ya
no encaja en antigua ni en actual. Conservar la vieja fuente y mantener su aspecto original en la medida de lo posible debería ser un objetivo prioritario para los vecinos y autoridades o, cuando queramos solucionarlo, sólo nos quedarán esos pilones sin
agua y sin gracia, que tan alegremente
proliferaron en las primeras décadas de la democracia.
Fuentes secas del parque del ejido y de la plaza de la iglesia |