Creencias y hábitos en torno a San Juan

El agua infusionada con poleo (menta silvestre)
El Bautista, precursor de Cristo,
fue gran penitente y predicador,
pues creyeron que sería el Mesías,
se lo preguntaron y dijo que no.
¡Oh! Santo varón,
por lo humilde que en el mundo fuiste
estáis en la Gloria con tanto esplendor.
La procesión de San Juan
         Casi todos conocemos (algunos incluso lo seguimos haciendo) la costumbre de recoger el poleo (menta silvestre) la tarde del veintitrés de junio, dejarlo en agua al sereno durante toda la noche y, el día de San Juan por la mañana, lavarse la cara con el agua impregnada del olor de la hierba. La práctica no es exclusiva de nuestra localidad, aunque no conozco ningún lugar donde utilicen solo esta especie vegetal. Lo habitual es incorporar un surtido más amplio de hierbas aromáticas y flores olorosas entre las que son muy populares las rosas y la hierba de San Juan. Hasta hace no mucho tiempo, la menta silvestre formaba parte de las malas hierbas en los parajes más frescos, huertos y callejas de la Umbría sobre todo, pero en unos pocos años está resultando cada vez más complicado recolectarla; de hecho, algunos hemos tenido que incorporar hierbabuena y albahaca para que cundiera la infusión y hubiera para todos.
         Me han contado que a mediados del siglo pasado todavía se hacía verbena en la plaza la noche del veintitrés y las vecinas de la calle y de la plaza de San Juan agasajaban a los amigos y conocidos con un puñado de altramuces. Aunque el baile se dejó de hacer, algunas mujeres de la calle conservaron la costumbre de endulzar los altramuces y ofrecerlos durante el ramo que sigue a la procesión del santo.
         Existió también la creencia de que al amanecer del día de San Juan, el sol bailaba; a lo que parece, para verlo bien la gente debía mirar a través de un cedazo. La práctica se abandonó generaciones atrás y no he conseguido recabar más información. Tampoco conozco bien el hecho de mirar el fondo de un pozo proyectando un haz de luz con un cristal ni el significado que tenía.
         Todas estas prácticas y alguna otra que desconocemos formaron parte del repertorio de una festividad que debió ser muy sonada para los agudeños de otros tiempos. Según Caro Baroja, San Juan es la más popular de las fiestas en España; además, en Agudo tuvo ermita propia desde antiguo por lo que tuvo que ser una figura muy apreciada en algún momento de nuestro pasado.

         En las últimas décadas se está propagando el equívoco de asociar San Juan y el teatro que, al menos en este pueblo, no guardan relación. Es cierto que la compañía de representantes que venía para la feria, hasta los años sesenta del siglo pasado, se establecía en la plaza de San Juan pero no es menos cierto que abandonaban la localidad el 22-23 de junio como muy tarde, pues se trasladaban a Abenójar, donde San Juan era el patrón.